Nathalie Ospina, magíster en Epidemiología Clínica de la U.N., explica que se trabajó con dos grupos de niños de seis meses a cinco años, en los que se hallaron diferencias significativas en zinc, y en ferritina y transferrina, proteínas que almacenan el hierro en las células.
“En el grupo proyecto –que contempla los niños alimentados con papas más nutritivas y micronutrientes– se pasó de tener 10,7 % de anemia moderada a 3,6 % al final del estudio”, comenta la investigadora. En tal sentido, aclara que a pesar de estos resultados no se encontró una diferencia de hemoglobina estadísticamente significativa en los dos grupos.
La muestra se realizó con 112 menores, en su mayoría de comunidades indígenas pastos de los municipios Carlosama, Guachucal, Túquerres y Cumbal, repartidos en dos grupos de 56 individuos.
El primer grupo formaba parte del proyecto “Papas más nutritivas”, en el cual se promovía una dieta más variada junto con la fortificación casera con micronutrientes en polvo (MNP), mientras que el segundo grupo solo recibió los micronutrientes.
La anemia es una afección por la cual la hemoglobina disminuye en los glóbulos rojos; esta proteína, rica en hierro, le da a la sangre el color rojo y al mismo tiempo les permite a los glóbulos rojos transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo.
Los MNP vienen en sobres y contienen vitaminas y minerales que se pueden espolvorear sobre cualquier alimento semisólido consumido en casa, en la escuela o en cualquier otro lugar, sin cambiar los hábitos alimenticios. Estos forman parte de la estrategia del Ministerio de Salud y Protección Social para superar la deficiencia de micronutrientes.
Para este trabajo, bacteriólogas entrenadas por el Instituto Nacional de Salud tomaron muestras de sangre para evaluar los parámetros bioquímicos: hemoglobina, ferritina, transferrina, zinc, vitamina A, proteína C reactiva-ultrasensible, antes de la fortificación con MNP y después de esta, transcurridos alrededor de doce meses.
También se recolectó información de las características sociodemográficas y nutricionales, por medio de encuestas realizadas durante la segunda toma de muestras de sangre y registros de datos de peso y talla de los pequeños, a través de los instrumentos diseñados para el proyecto “Papas más nutritivas”.
“El resultado sugiere que estos proyectos pueden ser un medio para desarrollar estrategias de fortificación en la comunidad, que permitan no solo educarla, sino hacer un acompañamiento para obtener el beneficio esperado en la población”.
Dichas estrategias resultan importantes debido a que los lactantes y los niños son los grupos más vulnerables a la carencia de micronutrientes, pues necesitan una gran ingesta de vitaminas y minerales para su rápido crecimiento y para un desarrollo adecuado.
Según las Organización Mundial de la Salud (OMS), las carencias de vitamina y minerales, especialmente de vitamina A, hierro y zinc, contribuyen de forma significativa a la morbilidad y mortalidad de los menores de cinco años.
“Teniendo en cuenta la mayor prevalencia de retraso en el crecimiento y exceso de peso, junto a las condiciones de ruralidad y servicios públicos en la vivienda, las menos favorecidas fueron el grupo de proyecto, puede sugerirse que la intervención fue un factor que evitó que este grupo empeorara sus condiciones de salud”, comenta la magíster.
Este estudio se realizó en el marco del proyecto “Ampliación de la producción de papa amarilla más nutritiva en Colombia” (“Papas más nutritivas”) financiado por el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (IDRC) y Ministerio de Asuntos Globales (Global Affairs Canada), a través del Fondo Canadiense de Investigación de Seguridad Alimentaria Internacional (CIFSRF) y la U.N.
En la U.N., el proyecto es liderado por la profesora Teresa Mosquera, de la Facultad de Ciencias Agrarias. En esta intervención también participan las facultades de Medicina y Ciencias Humanas de la Universidad.
Para la profesora Sara del Castillo, directora del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSSAN) y quien acompañó el estudio, “esta investigación logra adaptar y adoptar una metodología que corresponde a una estrategia nacional de superación de las deficiencias de micronutrientes”.
“Al insertar ese proceso dentro del proyecto “Papas más nutritivas”, la investigación se convierte en un factor protector y en una garantía de la adherencia, que significa que los sujetos beneficiarios se mantuvieron y completaron la intervención. Para nuestro caso, tuvimos una adherencia casi del 90 %, lo que garantiza que la intervención se haya completado”, concluye la docente.